domingo, 4 de agosto de 2013

La masajista

Los hombres también son personas; quiero decir que sienten y sufren también, lo mismito que nosotras. Los hay que sienten mucho (y pienso en Antonio Gala) y los hay que sienten menos (y pienso en Rocco Siffredi, que también siente, pero distinto).
Resulta que a estas conclusiones llego yo solita después de escucharle a mi Querido unas diecisiete veces el día que publico post, que nunca le dejo en buen lugar en mis historias.
-"Pero Cari, todo el mundo sabe que son historias basadas en hechos reales pero que no son verdad, que son como las películas de las tres y media de Antena Tres, que los artistas recibimos la inspiración de hechos cotidianos que luego transformamos en nuestra poderosa mente de escritor y perfeccionista del lenguaje... que El Quijote no existe, Grey sí, pero porque es una biografía real y no una novela rosa de ninguna manera... lo entiendes, Cari?"- le decía mientras le sujetaba el paquete de pañuelos y se comía entre lágrimas un poloflás de limón porque se nos había acabado el helado de chocolate.
-" Sí Cari, pero luego nunca dices eso de "Querido superó en dos días y medio la fuerte gripe estomacal que lo tuvo viviendo el en baño durante sesenta horas seguidas. Hoy es un hombre de éxito que desempeña con magistral esmero su labor como padre de familia libre de virus. Su mujer fue declarada culpable de ser la misma bruja perfeccionista obsesionada con el orden y los ácaros", así la gente lo entendería mejor"- respondió del tirón. Claramente ya lo tenía pensado.
Y como digo, he llegado a la conclusión de que igual tiene razón y he herido sus sentimientos varoniles... ¡de modo que puedo prometer y prometo que mi Querido es un hombre maravilloso que ha obsequiado a su esposa con una sesión de spa con chorritos y masaje incluidos! Ahí es nada.


María me recibió en la puerta del Paraíso con un "-¿Cómo estás?". Y ya me ganó. Con un nudo en la garganta, le conté que estaba cansada, que tenía contracturada hasta la lengua de tanto repetirles que recojan los jueguetes, que se coman el polloandreíta, que no se reten a un duelo al amanecer por la posesión de un muñeco que tenemos repetido, que las cuatro de la mañana no es hora para tocar el tambor en la barriga/cabeza/costado izquierdo de mamá, que no hay chuches ni chuchas... Ella me escuchaba con una sonrisa cálida de comprensión y yo ahogaba mis sollozos para no parecerle una loca de remate.
 Cuando terminé mi discurso de madre quejica, comenzó a explicarme, mientras preparaba los aceites y las cremas que repartiría por mi cuerpito humano, cómo y dónde debía tumbarme. Cuando terminó y se dio la vuelta, yo ya estaba sin ropa, con mi cara metida en el agujero de la tumbona y tapada hasta arriba con la toalla. Ella me tendió amablemente la mano con un minúsculo paquetito... un desechable, según dijo, para no estropear mi ropa interior que ya descansaba en el suelo desde hacía un rato. 
Salió de la sala para que yo pudiera ponerme el maldito desechable tranquilamente. Desde aquí quiero hacer un llamamiento a los fabricantes de desechables para que piensen en añadir un par de generosos centímetros sobre todo por la parte de delante del puñetero desechable que, aparte de ser minúsculo, es transparente.
Y después volvió María, volvió Alicia Keys, volvió un riquísimo olor a aceites y me olvidé de los fabricantes de desechables y del resto del mundo entero.
Qué manos, qué manera de tocarme las contracturas, qué relajación. Me relajé tanto que no me importó que me diera un masaje por toda la cabeza con las manos bañadas en aceite. Mi pelo recién lavado y peinado con esmero como cada día... a la mierda el pelo, quería aceite hasta en las pestañas. María masajeaba como los ángeles y yo había dejado de pensar en qué íbamos a comer mañana. Bueno, sí lo pensé, pollo asado. Hala, desconexión en tres, dos, uuuunnnnooooo...
Terminó su sinfonía de olor y relax haciendo sonar una sutil campanilla. Abrí los ojos y de nuevo esa pregunta: "¿Cómo estás?". Pues no me salían ni las palabras, se me había relajado hasta el cerebro. A modo de respuesta sonreí o algo parecido y le dije adiós con la mano o con las cejas, no sé, no puedo recordarlo bien.
Salí derechita a por una cocacola porque mi cuerpo no está acostumbrado a ese nuevo estado y me daba miedo de que no me reconociera y me la jugara con un mareo de tres pares de cascarones.

No tardaron ni dos segundos en recogerme. Mi pequeña me recibió con un enorme sofocón de los gordos; mi mayor no me recibió de ninguna manera porque me había retirado el saludo por abandonarla aquella tarde. Mi Querido me puso cara de espanto terrorífico al ver mi pelo bañado en aceite y con un tupé a lo Amy Winehause. Mis contracturas volvieron a su sitio de siempre y yo volví a mi estado anterior de felizmente estresada. En el fondo les había echado de menos.


Querido volvió a respirar con normalidad dos minutos después de que su mujer subiera al coche. Su mujer sufrió una adicción a los masajes que la llevó al borde del Misticismo en varias ocasiones. Hoy vive rehabilitada en un rancho de vacas en Oclahoma. María se convirtió en una rica empresaria gracias al emporio que fundó al llegar a su casa aquella tarde:"El diván de Madrespá, tu masajista y psicólogo en uno".
 


9 comentarios:

  1. Pero que bueno es tu marío! Que bueno es tu marío!!!
    Cómo no habrá sido leerte que de veras me has llevado a un estado de relajación!! Hasta que te has montado en el coche, claro!!!!
    El último párrafo se debe leer como los créditos finales de una película, no??
    Genial Begoña! ! Te echaba de menos!

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    1. Bueno no, buenérrimo ;)
      Y yo te echaba de menos a ti, princesa!
      Beso

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  2. Muy acertado el regalito!! Tu marido sabe que quienes lo conocemos no lo reconocemos en tus relatos. Sabemos que es todo un padrazo y un profesional como la copa de un pino, a parte de buena persona que en mi opinión es la mejor de sus virtudes. Así que chica, atúsale el lomo, pero no dejes de escribir así! Una vez más me ha encantado ;). Me parece una maravilla la forma que tiens de reflejar lactividades cotidianas.
    Ziel ITo

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    1. Jolines Ziel, mil gracias! También de su parte, sé que le ha encantado lo que dices de él. Y por cierto, todo verdad.
      Te agradezco taaaaaaaaaaaanto que te pases por aquí y que me dejes unas palabrazas como esas...
      Besitos princesa. Y para tu príncipe Encantador ;)

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  3. Fíjate que me he relajado hasta yo leyéndo el post....Muy bien por Querido, imagino que a estas alturas te tendrá preparado el pack anti estress postvacacional.

    Besos, la vecina del 4D

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    1. podrias decirme si tienes twitter me a encantado leerte todos los relatos melo he pasado genial.

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    2. No vecina, el regalo es una vez a cada tres años no vaya a ser que se me baje la tensión de tanto relax. Ya te digo yo que me entra un poco el nervio de no hacer nada. Para el próximo, me llevo un petit pua o un punto de cruz ;)

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    3. Anónimo segundo... ¿eres tú, mamá? Bueno, si lo eres ni me lo digas, que me he puesto requetecontenta al leerte.
      Tengo twitter pero no lo utilizo mucho, es Elbauldebego@Begogcarri.
      Muuuuuuuhas gracias por pasarte, leerme y escribirme!! Besos

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  4. JAJAJAJAJAJAJA............besitos

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