lunes, 30 de enero de 2012

El mensaje encriptado

Es curioso como a veces, cuando nos enganchamos a una serie, nos metemos tanto en ella que por momentos creemos ser alguno de sus protagonistas.  A mí me pasó no hace mucho con Sexo en Nueva York, lo malo es que empecé a tener personalidad múltiple cuando no me centraba en cual de ellas era mi alter ego. Lo mismo quería ser la esposa y madre perfecta vestida por Burberry (para lo cual me faltan ceros en la cuenta), que prefería sentirme como la chica independiente que escribe en su portátil sobre sus múltiples conquistas (para lo cual me falta independencia... y también ceros en la cuenta para los Manolos, por cierto). Con Miranda y Samantha me sentía menos identificada, cosa que mi querido agradece, sobre todo por el tema de la promiscuidad  de la segunda. Finalmente me decidí por ser una Charlotte rebajada, como el güisqui.
Pues bien, me ha vuelto a pasar. Resulta que después de ver Sherlock Holmes, me creo que vivo en una serie de detectives y a todo le encuentro el puntito misterioso. ¿Que faltan dos cervezas de la nevera?, allá que voy a seguir la pista de tal ausencia. Miro en la basura a ver en qué capa de la misma se encuentran las chapas para cotejar los resultados con los restos de comida que haya alrededor y así saber la hora en la que "alguien" las ha hecho desaparecer. ¿Qué ha sido por la noche?, ummm, veamos... yo no pude ser porque no bebo alcohol en mis cuarenta semanas de gestación. La niña tampoco porque se quedó aparentemente saciada con el último biberón, tal y como deduje después de escuchar el sonoro eructito con el que me dio la buenas noches. De manera que estaba claro, había sido él! Cogí el teléfono y puse mi voz más enigmática: -"Qué tal te sentaron las DOS cervezas que te tomaste ANOCHE?". Después de un silencio de dos minutos, supongo que el tiempo que tardó en hacerse a la idea de que no tenía escapatoria y de que estaba contra las cuerdas, mi querido contestó: -" Bien cariño, pero para esto me llamas al trabajo?"
Y en éstas estaba cuando he recibido el jerogrífico mensaje de mi amiga Claudia: "Tenmos q hablr. Import. A las 8 en El rincón de Patxi. Bss a to2." Me ha dejado sin respiración, ¡al fin un misterio de verdad! No sé si recordaréis a mi amiga Claudia, de la universidad. Aquella que se enamoró del cocinero italiano, Mario, y con la que tuve que ir a pasar un verano en la Toscana. La mismita que viste y calza. El tema es que desde hace unos días, está bastante extraña, muuuuuy misteriosa diría yo. Llora a cada cinco minutos, ríe a carcajadas los otros cuatro, se ha cambiado el color de pelo de rubio belenesteban a rubio personanormal, ya no se muerde las uñas y se ha puesto un aparato en los dientes. Monísimo, eso sí, casi ni se nota pero, ummm, mucha casualidad, no? Por otro lado ese mensaje (que querrá decir eso de "to2"? totú? tutús? adós? ¿¿??) , con esa ausencia notable de letras que demuestra sin duda la prisa que llevaba (o lo poco que lee últimamente), sin duda quiere decir algo. Después de horas intentando descifrarlo, decido arreglarme para no llegar tarde a la cita y también decido dejar de ver esta serie que me está sorbiendo el seso. Bastante tengo con resolver el misterio de qué hacer de comer para mañana con los dos limones y el sobrecito de ketchup del Burguer King que hay en la nevera.
A las ocho y cuarto entró radiante mi querida Claudia en el restaurante. Pelo de peluquería, vestido nuevo siete tallas más pequeño que el mío (yo ahora tengo tres más de sujetador, se siente), sonrisa roja Dior y mirada emocionada de "os quiero tanto amigas"... Aquí hay tomate. Mi mente se resiste a abandonar mi nueva personalidad de detective privada y empiezo a atar cabos a toda velocidad: pi piiiii piii pipi esto más esto piiii piiii pii más aparato más piiii más tinte más uñas piiii pii pi piiiiipi y por fin, antes de que por mi cabeza empezara a salir humo, Claudia bebió de su copa de vino, se puso de pie y con su famosa mirada de Candy Candy terminó con mis elucubraciones de un plumazo: -" Chicas...(suspiro, nuevo sorbo de la copa, apretón de labios, sonrisa apretada y...) me caso!!".  ¡¡Se casa!! Y qué bien se está sin ese molesto pitido en la cabeza...
Bien, pues ya es oficial, Claudia y Mario se casan en primavera. Falta poco pero aún tengo tiempo de meterme en la piel de la mejor amiga organizadora de bodas de la historia. ¿Habrá alguna serie sobre esto? ¿y con la amiga- organizadora embarazada de siete meses?, igual algún culebrón sudamericano. Me pondré a investigar ahora mismo.

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