martes, 10 de septiembre de 2013

Las historias de Manuela.



       HORA DE DORMIR



      A mí no me gusta dormir, esa es la verdad.  Mi mamá dice que ya parecía una mariposa inquieta cuando estaba en su barriga.  Yo sé que lo hacía porque me gustaba hacerla reír y sabía que cuando me notaba nadando dentro de ella, se paraba, tocaba su barriga con las dos manos y sonreía. Yo la notaba feliz y a papá también. Mamá siempre le decía: “-¡Mira cariño, la niña se está moviendo! Pon la mano aquí, ¿la notas…?” Y papá también sonreía. Luego se abrazaban y llegaba a mí un calor tan agradable que me quedaba dormida un ratito… hasta que me despertaba y quería más calor, más sonrisas, más manos sobre mí.
        Después, cuando nací, me di cuenta de que donde mejor se estaba era en el regazo de mamá. Ella me envolvía en una manta calentita y se sentaba en una butaca blanca que se mecía hacia adelante y hacia atrás. Unas veces me cantaba canciones, otras me contaba cuentos y algunas veces me relataba muy bajito todo lo que habíamos estado haciendo en el día. Entonces yo cerraba los ojos y me dejaba llevar por su voz. La  escuchaba entonar historias que me arrullaban y me llevaban, envuelta en  un manto de pura magia, a bosques sembrados de nubes, a jardines habitados por hadas, a montañas surgidas de besos.
       A mí no me gusta dormir. No me gusta si no escucho antes su voz hablándome bajito, como en susurros.
       Cuando se acerca la hora de dormir, papá juega conmigo mientras me baña. Hacemos helados de espuma y a veces, él hace muchas pompas de jabón. Hay tantas, que parece que esté nevando en el baño. Yo las voy recogiendo en un cubo y me las vierto por encima para que me hagan cosquillas. Luego, ellas desaparecen como por arte de magia.
        Después me siento en mi silla a esperar la cena. Me gusta juntar las manos alrededor de la nariz y respirar el olor del jabón, de las pompas… y entonces me doy cuenta de que me empiezan a pesar los párpados y de que igual mamá tiene razón y estoy una pizquita cansada.
          Y por fin, después de cenar, viene lo mejor de todo: el cuento de los Dulces Sueños. Dice mamá que se lo inventó una noche que ni las canciones, ni los cuentos de siempre lograban ayudarme a dormir. Así que ella empezó a contarme lo que le ocurrió a la Luna Lunera aquella noche en que se le olvidó plantar estrellas.
        Resulta que la Luna Lunera tenía un jardín inmenso en el que plantaba estrellas. Por la noche ella se quedaba despierta para velar por sus pequeñas estrellas, hasta que se hacía de día y llegaba el sol para darles calor y que crecieran hermosas. Así noche tras noche, día tras día, la Luna Lunera y el Sol cuidaban de las estrellas. Cuando se hacían lo suficientemente grandes como para iluminar el cielo entre todas, ellas solitas se iban del jardín dispuestas a cumplir su misión. Pero una noche, la Luna Lunera se quedó dormida y no sembró nuevas estrellas. Cuando llegó el día, el Sol la despertó muy preocupado porque no había ninguna estrella en el jardín a la que dar calor. ¡Pobre Luna Lunera!. Todo el día estuvo llorando porque sabía que esa noche no habría estrellas iluminando el cielo. Pensaba y lloraba, lloraba y pensaba, hasta que de pronto se le ocurrió una idea.
 Llegó temprano al jardín y plantó todas las estrellas. Después, al hacerse de noche, la Luna Lunera abrió mucho la boca y comenzó a aspirar todo el aire que pudo. Y así se empezó a llenar de él, hinchada como un globo blanco y brillante. Aspiró y aspiró hasta que se quedó redonda, inmensa, repleta de luz. Y ella sola iluminó todo el cielo aquella noche. Y era tan bonita aquella luz, que muchos se enamoraron bajo ella. Hubo quienes escribieron los poemas más bellos esa noche y hasta hubo algunos bebés que decidieron nacer en aquel momento para no quedarse sin verla. Tan maravillados estaban todos, que le pidieron a la Luna Lunera que saliera alguna vez a acompañar a sus estrellas. Y por eso, algunas noches, se puede ver en el cielo a la Luna llena.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado
Y mi niña pequeñita, dormidita se ha quedado.

4 comentarios:

  1. Preciosoooooooo. Mañana se no cuento a Ale. Mil besos

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  2. Fíjate si me ha gustado que hasta yo me he quedado dormida!!!! y aun me quedan horas de jornada domésticolaboral......

    La vecina del 4D

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  3. Precioso Bego... esta noche se lo cuento a mis peques, seguro!
    Besinos

    elrincondemeriyou.blogspot.com

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