En ocasiones
se me meten cosas en la cabeza. En plan obsesión, del tipo tengo que
arreglar los armarios por dentro o necesito tener un gato. Esa es la
parte mala; que la idea logra horadar mi cerebro con una potencia similar a la
de diario de la black&decker de mi marido y una vez dentro, consigue
ocupar todo el territorio enemigo impidiéndome pensar en cualquier otra
cosa.
Querido,
amplio conocedor del funcionamiento peculiar de mi órgano pensador, ha desarrollado
un método, según él "infalible", según yo "¿perdoooona?",
que consiste en afirmar con la cabeza mediante movimientos rítmicos hacia
arriba y hacia abajo durante el tiempo que empleo en exponer mi nueva necesidad
obsesiva y luego, cuando aprovecho para coger aire, él me ilumina con su nueva
frase de cabecera: " Puedes hacer todo lo que te propongas; solo tienes
que visualizarlo e ir a por ello. Excepto si se trata de volver a fumar, en
cuyo caso con la visualización puedes darte por satisfecha." Luego sonríe
y se aleja de mí a cámara lenta y de espaldas, temeroso, imagino, de que le
responda con una patada en su nalga derecha después de escuchar semejante perla
inspirada sin duda, por la columna semanal de Sara Carbonero.
— Querido, quiero ser viral.
— ¿Quieres ser qué?— me contestó
mientras afirmaba con la cabeza sin saber muy bien por qué.
— Viral. ¡Como la chica del
bañador verde!
— ¿Hay una chica con un bañador
verde que es viral? ¿Y viene a nuestra piscina? ¿Pero qué clase de virus tiene?
¿Es grave? ¡Y tú embarazada! No habrás hablado con ella ¿no? Al menos, no de
muy cerca ¿verdad?
Salió
corriendo a la farmacia a por unas mascarillas para protegerme a mí y al bebé,
según dijo. Me la puso sin dejarme hablar siquiera y después, una vez hubo comprobado
que todo estaba en su sitio, me pidió que le contara la historia de esa pobre
mujer enferma y virulenta.
— No hay ninguna pobre mujer
enferma — dije arrancándome la mascarilla de un tirón — ¡Solo es una carta que alguien
escribió! Ronda por Facebook, por Twitter y hasta por los telediarios; todo el
mundo la comparte, todo el mundo la lee ¡todo el mundo conoce a la puñetera
chica del puñetero bañador verde!
— ¿Pero no está enferma?
— No
— ¿Entonces?
— Entonces es un artículo en
forma de carta dirigida a una chica que en la playa no hace más que actuar como
una adolescente normal y corriente pero su autora, la de la carta, le da ese
tonito melodramático que hace que millones de personas en todo el mundo se
sientan identificadas, asientan mediante movimientos rítmicos de sus cabezas y
piensen que si se hacen eco de tales palabras, ayudarán a personas y gatos de
todo el planeta Tierra. Y gratis.
— Y lo que tú quieres
exactamente es...
— ¡Quiero que el mundo me
comparta, ser viral durante veinticuatro horas, viajar a Australia montada en
la fibra óptica! Quiero ser el bañador verde, el desnudo de Orlando Bloom,
quiero ser una foto de Selena Gómez en Instagram,
el video del padre que hace coletas con una aspiradora en YouTube, quiero ser el baile de Gianluca Vacchi.
— El baile ¿de quién? Y de paso
¿podrías también presentarme a los demás?
— Querido, permíteme decirte
que, en ocasiones, me desesperas.
Me atrincheré
en mi habitación dispuesta a no salir de allí hasta no haber parido el artículo
definitivo, el que me encumbraría a la cima del periodismo internacional, aquel
que contara en su composición tanto con elementos lacrimógenos como con
verdades universales, del tipo "algo se muere en el alma cuando un amigo
se va" o bien "¿por qué está Disney en contra de mantener a los
padres de las protagonistas de sus películas con vida?". Y además, mi
toque final: una chispa de humor salpicando cada párrafo. La tenía; la fórmula
infalible era mía.
Y así, con mi
meta bien fijada en la región del cerebro que tengo destinada a las obsesiones,
comencé a dar a luz a mi último artículo, aquel en el que tenía puestas todas
mis esperanzas.
"Querida
señora de la sonrisa etrusca:
soy la mujer poseedora de la
barriga que llevas mirando un buen rato con cara de susto y pavor. También,
como ves, puesto que tus ojos no dejan de saltar pizpiretos de mi barriga a sus
cabezas, soy la madre de esas dos bellezas españolas.
Déjame
decirte que hace poco era yo la señora de la sonrisa etrusca, la madre de uno o
dos hijos que miraba con asombro a toda mujer preñada del tercero con la que me
cruzaba. O igual era envidia, a veces no distingo bien las emociones que me
embargan.
Sí, yo
también me he fijado en ti, más que nada por la intensidad con la que me he
sentido observada, hasta el punto, te diré, de llegar a mirarme de arriba a
abajo para certificar ante notario que no había salido de casa desnuda o con
las zapatillas de estar por casa, un tema que realmente me preocupa desde mi más
tierna infancia. ¿Y a quién no? te preguntarás. Es algo que a todos nos ha
desvelado en un momento u otro de nuestras vidas ¿verdad, querida?
Como te
decía, me he percatado de tu presencia y no puedo dejar pasar la oportunidad de
hablarte así, telepáticamente, y decirte un par de cosas que seguro te ayudarán
en tu día a día y lograrán traer la plena felicidad a tu vida.
Lo primero
que quiero decirte es que no me he bebido dos litros de gazpacho; es cierto lo
que piensas: tengo dos hijas y un tercer heredero viene en camino.
Lo sé; yo
también espero que esta vez el azul celeste de los ojos del padre lo llevara
bien escrito en la mente el espermatozoide ganador.
No, no lo
hemos pensado bien. Es muy raro que una familia decida buscar un tercer hijo
después de pensarlo mucho. Se han dado un par de casos en el mundo pero creo
recordar que ambos tuvieron lugar en una región de Asia donde no había ni un solo
aparato de televisión. Además, ya te adelanto que tanto pensar da dolor de
cabeza ¿o era por la resaca?
Querida
señora de la sonrisa etrusca, no tengas miedo de que nuestras miradas se
encuentren, así podré sintonizarte mejor y te llegará mi señal de forma
óptima y sin anuncios. No bajes la mirada, no le des codazos a tu pareja que no
logra callar el llanto de vuestra única hija que igual, tal vez, llora porque
tiene sueño y esos meneos de chamán africano a los que la tiene sometida su
padre, igual, tal vez, le están impidiendo coger el sueño. Eso y que tiene el
pañal hasta arriba de pis. De nada.
Hace muy poco
yo estaba en tu lugar, dándole codazos a Querido por cualquier motivo o quien
sabe, por el simple placer de hacerlo. ¿A quién no le gusta darle codazos a su
pareja? Verdades universales, querida amiga. Si bien es cierto que en una
ocasión, por poco le perforo un pulmón sin querer. Fue horrible, un drama. En
mi ánimo tan solo estaba mostrarle la caca de campeona que había hecho su
primogénita cuando me percaté de que, por casualidad, la mirada de Querido se
dirigía, junto con su plena atención, a una señora de unos veinte años, piernas
largas, busto generoso y cero partos. Lógicamente, alertada ante la posibilidad
de que no retuviera la imagen adecuada en sus pupilas para siempre, incrementé
levemente la intensidad con la que le profería aquellos inocentes codazos de
amor. Hicieron falta veintisiete intentos, una costilla fisurada y un pisotón
con todo el tacón de mi bota de media caña en su dedo gordo del pie para asegurarme de que la caca de
campeona de su primogénita quedara para siempre en su recuerdo.
¡Yo era tú
hace tan poco! Y déjame que te diga algo: evita quejarte del poco tiempo que
tienes si tu interlocutora es madre de dos o tres hijos. Disfruta ahora de las
siestas de tu bebé, ahora que no hay un segundo que ya no la duerme y te obliga
a ti a mantenerte despierta a base de escalarte, chillarte o saltarte en la barriga. Pasea confiada con tu bebé en su carrito sin tener
que preocuparte de que un segundo o/y un tercero, saldrán a correr cuando menos
lo esperes, obligándote a correr a ti también y a parar el tráfico si hiciera
falta. Deléitate con su hora del baño, el único que darás hoy, sin prisas
porque no hay más hijos esperando detrás, gritando como posesos que no
quieren lavarse el pelo porque hoy no toca. Si fuera por ellos ¿tocaría algún
día? Bueno, tú no lo sabes porque tu bebé es muy bebé pero la respuesta es no.
A no ser que sea verano y muten en mitad niño mitad anfibio, es muy probable
que durante el resto del año no quieran que el agua roce sus matas de pelos.
Y todo esto
lo pienso en un par de segundos, la verdad, porque si lo escribiera a tiempo
real hubiera tenido que llamar a la policía y haberte denunciado por acoso
visual.
En fin,
querida, no olvides que lo importante está en el interior y demás.
Encantada de
saludarte a través del mundo virtual y espero que todo lo que has aprendido hoy
puedas enseñárselo a tu/tus hijo/hijos cuando llegue el momento."
Pues ya está.
No hay por donde cogerlo. Tiene posibilidades.
Fama mundial
¡allá voy!
Nuevamente es material idóneo para esbozar... qué digo! Reír a carcajadas un sábado mañanero... porque tiene de todo: ficción? , realidad, amor, drama, humor e incluso moraleja!! No se puede pedir más!!!!!
ResponderEliminarGraaaaciaaaaaassssss!!!!!!!
¡Si es que no entiendo por qué soy pobre como una rata! ¿Será que me falta el contenido erótico para triunfar como la mamá de Grey? Ya con lo del sábado mañanero se me han ocurrido un par de cosas... pero tendré que cambiarle el nombre a Querido, claro.
EliminarBeso amooooooor
La del bañador verde se queda a la altura de tu zapato, buenísimo, escribe un libro ya, que yo es casi lo único que leo con ganas y sin querer que termine. Mil gracias
ResponderEliminarAhora mismo me pongo... He quedado con Inés en que es importante incorporar el contenido erótico y que a Querido tengo que cambiarle el nombre. VOy por buen camino; algún día lo tendrás en tus manos, estoy segura.
EliminarGracias a ti, cariño mío.
Jajajaja, muy bueno Bego. Heredero??? Eso se te escapo o será cierto.
ResponderEliminarUn besote para los/las dos
¡Heredera! Ya para el cuarto si eso... A ver si vosotros tenéis más puntería y encargáis el niño a la tercera jijijijijiji. Beso Joselitoooooo
Eliminar¡Hola Bego! Eres genial, y desde luego opino igual que he leído en el comentario de arriba, ¡deberías escribir un libro! ¡¡Me encanta tu sentido del humor!! Y eso sí, uf, hoy mismo busco eso de la mujer del bañador verde, ja ja. Muchos besos :)
ResponderEliminar¿La encontraste? ;) Muchas gracias, preciosa. Lo del libro llegará; no sé cuando, pero algún día pondré un punto y final a esa historia que he empezado mil veces y que no me dejo terminar.
EliminarMuchos besazos de vuelta, cielo.